Pablo Gonzalez

Ilusión de democracia en EE.UU.: la idiota distinción entre los intervencionistas liberales y los neoconservadores


Los libios, sirios, iraquíes y afganos (por nombrar sólo algunos) pueden quedar totalmente excusados por no ser completamente conscientes de que Estados Unidos de América es una democracia. Como la democracia global preeminente, existen por lo menos dos posiciones ideológicas sutilmente diferentes que convirtieron a esos países en blancos de las bombas estadounidenses. 

© army.mil / RT / wikipedia.orgEn primer lugar tenemos a los neoconservadores o "neocones", cuyo legado es el Proyecto para el Nuevo Siglo Estadounidense, el bombardeo de Afganistán y la invasión ilegal de Irak en 2003, y quienes fueron prominentes en el gobierno durante los execrables años de George W. Bush.

 Entre ellos se incluyen personas como Bill Kristol, Max Boot, Dick Cheney, Paul Wolfowitz y Michael Chertoff. Tienden a ser republicanos. 

Luego tenemos a los intervencionistas liberales, o "los muchachos de la Nación-Indispensable", como los llamaKatrina Vanden Heuvel (debido a su insistencia en que EE. UU. es 'indispensable' como policía global). 

Ellos también apoyaron la guerra en Irak, aclamaron las continuas aventuras militares de Obama en Afganistán, se regocijaron cuando la OTAN bombardeó Libia y se la entregó en bandeja a Al-Qaeda y otros grupos yihadistas, y apoyaron a los rebeldes en Afganistán. Esta pandilla incluye a Hillary Clinton, Madeleine Albright y Michele Flournoy. Tienden a ser demócratas. 

Así que aquí está la distinción entre los dos grupos: uno de ellos promueve la intervención militar y el cambio de régimen en las naciones que no obedecen, y prácticas capitalistas depredadoras en las naciones que sí lo hacen, para el beneficio de los negocios estadounidenses; además apoya incondicionalmente a Israel. El otro grupo... hace exactamente lo mismo. 

Ahora en serio, ¿cuál ES la diferencia? David Bosco intentó explicarlo en Foreign Policy en el 2012:
Una diferencia fundamental entre la cosmovisión neoconservadora y la intervencionista liberal es el papel de las instituciones internacionales y del derecho. 

Los de filiación neoconservadora no están muy interesados en la arquitectura global, sino que intentan lograr una gobernabilidad liberal y democrática a nivel nacional cuando y donde sea posible. 

De hecho, consideran que las organizaciones y los procedimientos internacionales basados en el consenso tienden a obstaculizar esa labor tan a menudo como la facilitan. 

Los intervencionistas liberales comparten el deseo de difundir la libertad y la convicción de que otras naciones pueden ayudar a hacerlo, pero también se preocupan profundamente por construir una arquitectura internacional (casi siempre) y respetar las normas internacionales (usualmente).¡Ajá! 

¡Creo que ahora lo entiendo! George W. Bush hizo caso omiso de las normas y leyes internacionales (así como del sentido común y los requisitos más básicos de la decencia humana) cuando envió a Colin Powell al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas con un frasco pequeño lleno de polvo blanco y fotos satelitales de muy mala calidad, de lo que parecían camiones e instalaciones de almacenamiento, y les dijo a todos que esto era una prueba de que Saddam Hussein tenía armas de destrucción masiva. Luego procedió a ordenar la invasión del país sin la aprobación de la ONU, causando más de un millón de muertes. De acuerdo, eso es neoconservadurismo. 

Pero esperen, ¿dónde ve Bosco el "cuidado profundo" y el "respeto" de la arquitectura y las normas internacionales por parte de los belicistas liberales?

 En el bombardeo de Libia por la OTAN en 2011, la resolución 1973 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas permitió a los belicistas "tomar todas las medidas necesarias para proteger a los civiles y las áreas pobladas por civiles bajo amenaza de ataque". 

Pero eso no es lo que Estados Unidos hizo en tiempos de los neoliberales Clinton y Obama. Más bien, después de bombardear infernalmente varias ciudades libias, Estados Unidos reclutó a miles de islamistas radicales que ejecutaron públicamente a Gaddafi y aplicaron la ley Sharia al pueblo libio. Corríjanme si me equivoco, pero no creo que eso sea "proteger a los civiles y las áreas civiles". 

Pero, qué sé yo... 

James y JoAnne Moriarty fueron testigos del baño de sangre libio desde el terreno y describieron la situación de la siguiente manera:

En abril de 2011 fuimos invitados a viajar a Trípoli con una Comisión de Investigación de una ONG. Aceptamos y en mayo de 2011 viajamos a Trípoli, Libia, para participar en esta Comisión de Investigación. Pasamos mucho tiempo con las tribus de Libia aprendiendo sobre las verdades de Libia y su gobierno. También fuimos testigos de los enormes crímenes de guerra cometidos por la OTAN contra el pueblo inocente de Libia. 

Debido a que no había apoyo popular para esta supuesta revolución en Libia, era necesario que la OTAN, Estados Unidos, el Reino Unido, Francia, la ONU, Qatar e Israel encauzaran a miles de mercenarios de Al Qaeda hacia Libia. Fuimos testigos de las hordas de terroristas que fueron armados, financiados y entrenados por el mencionado colectivo. Tenemos en nuestras manos el documento privado escrito en hebreo que es un acuerdo entre los posibles rebeldes y el Mossad. 

El acuerdo establece que Israel proporcionará armas y entrenamiento a los rebeldes hasta que se apoderen del país y, a cambio, Israel conseguirá poner una base militar en la región de la montaña verde de Libia. 

La guerra contra Libia había sido planeada durante mucho tiempo. Dennis Kucinich sostuvo los documentos que mostraban que había juegos de guerra en el Mediterráneo en los que participaban franceses, británicos y estadounidenses contra una mítica nación dictadora del norte de África rica en petróleo. Se suponía que empezaría el 21 de febrero. La guerra comenzó el 17 de febrero. 

La principal razón de la destrucción de Libia fue la moneda respaldada por el oro del continente africano, el Dinar.Y no olvidemos la alegría que todo ésto le trajo a Hillary: 

Pocos años más tarde, cuando el presidente sirio Bashar al-Assad se encontró en un aprieto similar al de Gaddafi, las tropas de choque neoliberales de Obama decidieron volver a ponerse del lado de la gente "equivocada". ¡Ups! 

Aunque intentaron presentar a estos locos de ojos hinchados como "rebeldes moderados", ellos no se diferenciaban en términos de comportamiento de los decapitadores de Daesh. Con la excusa de atacar a los "malos terroristas del Daesh", las tropas y los aviones de guerra estadounidenses intervinieron ilegalmente en el país sin ninguna invitación de Assad ni mandato de la ONU.

 Hasta el día de hoy, incluso después de que Rusia y Siria han completado el trabajo de eliminar a Daesh de sus tierras, Estados Unidos se niega a abandonar el país

Así que lo siento, pero alguien más va a tener que explicarme la diferencia entre estas dos ideologías "rivales". 

La verdad es que a los belicistas liberales les importa tan poco el derecho internacional, los acuerdos o incluso la honradez de sus aventuras imperiales, como a los neoconservadores. Si hay alguna diferencia, es simplemente la índole en sus excusas. Philip Giraldi escribe:

Hay inevitablemente pequeñas discrepancias entre ambos grupos basadas en sus motivos para la agresión: los demócratas afirman que lo hacen para traer democracia y libertad, mientras que los republicanos dicen que lo hacen para mejorar la seguridad nacional. 

Ambos están mintiendo de cualquier manera, ya que todo se reduce a grandes luchas de poder, mientras que las grandes naciones poderosas atropellan a las naciones más pequeñas y débiles porque son capaces de salirse con la suya y se sienten más cómodas si todo el mundo se alinea detrás de ellas.La diferencia entre los dos grupos entonces es similar a la diferencia entre una persona que prefiere usar corbatas azules y otra a quien más bien le gustan las rojas. 

La única razón por la que se nos dice que son diferentes es para apoyar la ilusión de que existe una interacción democrática de las fuerzas e ideologías dentro de la clase política estadounidense. Pero como escribe Gabriel Rockhill, Estados Unidos no es una democracia y nunca lo fue, ni siquiera en sus orígenes. 

Más bien, es una república oligárquica en la que las elecciones son "campañas publicitarias multimillonarias en las que los candidatos y los temas son preseleccionados por la élite corporativa y partidaria". 

En términos de política exterior, es mucho peor. 

Desde la Segunda Guerra Mundial, EEUU ha derrocado a unos 50 gobiernos extranjeros, algunos de ellos democracias reales, "interfirió groseramente en las elecciones de al menos 30 países, intentó asesinar a más de 50 líderes extranjeros, lanzó bombas en más de 30 países e intentó suprimir movimientos populistas en 20 países". 

Aparentemente, los belicistas ideológicos de la "izquierda" y los belicistas "amantes de la guerra" de la "derecha" estaban preocupados por el hecho de que la administración de Trump pudiera cambiar la forma en que el imperio estadounidense ha llevado a cabo la política exterior desde sus inicios, especialmente después de que Trump prometiera poner a "[Estados Unidos de] América primero" - es decir, que la resolución de los asuntos domésticos tendría prioridad sobre el bombardeo de terceros. 

Por lo tanto, los dos grupos han unido sus esfuerzos y han encontrado un terreno común en iniciativas como la "Alianza para asegurar la democracia", que se describe a sí misma como:

...una "iniciativa bipartita y transatlántica" centrada en Rusia. Su propósito es "desarrollar estrategias integrales para defender, disuadir y aumentar los costos para los rusos y otros actores", mientras se trabaja para "exponer los esfuerzos actuales de Vladimir Putin para subvertir la democracia en Estados Unidos y Europa".

© www.senateconservatives.com

El senador Tom CottonSin embargo, parece que últimamente los neoconservadores y algunos intervencionistas liberales han cambiado su estrategia. Ya no intentan disuadir a Trump de dejar de lado las ambiciones imperiales. 

Ahora intentan introducir a sus propios aliados directamente en la nueva administración. 

Se rumorea que el senador Tom Cotton, quien es "completamente controlado por el lobby de Israel", podría reemplazar a Mike Pompeo como director de la CIA. Sea cierto o no, es quizá más significativo que las manos de los neoconservadores estén llegando a Trump a través de sus think tanks e instituciones. Dice Giraldi:

Los que vigilan a los neoconservadores sin duda notarán que grandes nombres como Brill Kristol, los Kagans, Michael Chertoff y Max Boot no aparecerán en el gobierno. Cierto, pero eso es porque estarán trabajando a través de sus fundaciones, de las cuales [la Fundación para la Defensa de las Democracias (FDD)] es sólo una. 

La Alianza para Asegurar la Democracia, que recientemente ha surgido en la tierra de los lobbys, se presenta como "bipartidista y transatlántica..." pero en realidad es puramente neoconservadora.... Incluye los nombres habituales de los neoconservadores, pero también cuenta con la leal oposición demócrata, incluidos el ex director interino de la CIA Mike Morell y Jake Sullivan, ambos asesores de alto nivel de Hillary Clinton.

La elección de Trump pudo haber dado esperanzas de que las cosas iban a ser diferentes, pero con la influencia de estos grupos de presión y la aparente capitulación de Trump ante el "Estado Profundo", parece que no hay nada nuevo bajo el sol. Conoce al nuevo jefe, ¿igual que el antiguo jefe? 




Andrés Perezalonso es editor contribuyente de Signs of the Times y de su versión en español Señales de los Tiempos desde 2007. Tiene grado de Doctorado en Política, Maestría en Estudios Internacionales, Licenciatura en Comunicación, y ha trabajado profesionalmente en análisis de medios. 

Cree que entender los eventos globales no es distinto al trabajo de un detective; prestando atención a detalles y conexiones que a menudo son ignorados, y pensando fuera del marco establecido. Nació y creció en México y ahora reside en Europa.

https://es.sott.net/article/56991-Ilusion-de-democracia-en-EE-UU-la-idiota-distincion-entre-los-intervencionistas-liberales-y-los-neoconservadores

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