Pablo Gonzalez

Sabra y Chatila hace treinta y cuatro años: Actores y víctimas


Esta es la lista de los principales actores de la cadena de mando en el seno del ministerio de Defensa israelí, del ejército israelí y de los servicios secretos israelíes implicados en el cerco de los campos [de refugiados palestinos] de Sabra y Chatila y de las masacres que allí hubo:

Ariel SHARON, [entonces] ministro de Defensa [israelí]

Avi DUDAI,asistente personal de Sharon

FUERZAS DEFENSIVAS ISRAELÍES (FDI)

Teniente General Rafael EYTAN, Jefe de Estado Mayor

Teniente Coronel Zeev ZACHRIN, ayudante de EYTAN

Moshe LEVI, Jefe adjunto del Estado Mayor

Oficial General Amir DRORI, jefe del Comando Norte al mando del cuerpo expedicionario en el Líbano.

General de Brigada Amos YARON, comandante de la 96 División de las FDI que entró en Beirut Oeste por el Sur.

Coronel DUVDANI, Estado Mayor de la 96a división

Teniente ELUL, ayudante de Yaron

AMAN (Servicio de inteligencia de las FDI)

N° 1: Oficial General Yehoshua SAGUY

General Moshe GILBOA: responsable de inteligencia, información y evaluación.

MOSSAD

N° 1: Yitzhak HOFI

N°2: Nahum NAVOT

SHIN BETH [el servicio de inteligencia y seguridad general interior de Israel]

Hay que indicar que en los diferentes atestados consultados siempre hay un agente del Shin Beth junto a Sharon, pero nunca se revela su nombre.

Los principales actores libaneses implicados en las masacres de Sabra y Chatila:

Béchir GEMAYEL, Comandante en Jefe de las Fuerzas Libanesas que agrupaban a las Falanges, los Cedros de Líbano y los Tigres. Aunque en el momento de los hechos había muerto, fue él quien preparó estas masacres junto con Sharon y los servicios secretos israelíes.

Fadi FREM, Comandante en Jefe adjunto de las Fuerzas Libanesas que sucedió a Bechir GEMAYEL en las mismas funciones luego de su asesinato de este.

Antuan BARIDI, llamado Toto, adjunto de Fadi Frem.

Elie HOBEIKA, responsable de la seguridad personal de Béchir Gemayel, responsable de los servicios de inteligencia de las Falanges y también agente negro del Mossad. Él fue el comandante en jefe de las masacres desde el puesto de mando avanzado israelí.

Michel ZOUEIN, adjunto de Hobeika y una de las tres personas que dirigieron a los falangistas en los campos durante las masacres.

Zahi BUSTANI, oficial falangistas.

Fouad abu NADR, oficial falangista a cargo de las operaciones.

Jesse SOKAR: oficial falangista de enlace con Yaron.

Saad HADDAD, sargento mayor del ejército libanés, expulsado y convertido en Jefe del Ejército del Sur de Líbano, adiestrado y entrenado por Israel.

Joseph EDDE, comandante en el seno del Ejército del Sur de Líbano

Dib ANASTASE, surgido de los Guardianes del Cedro, jefe de la policía militar de las Falanges; fue una de las tres personas que mandaron a los Falangistas en los campos durante las masacres.

Maroun MASHAALANI, comandante de la Falange en Beirut Este; fue otra de las tres personas que mandaron a los Falangistas en los campos durante las masacres.

Karim PAKRADOUNI, vocero de las Falanges.

Ninguno de ellos ha sido juzgado. Este crimen contra la humanidad ha permanecido impune. Solo la Historia lo juzgará.

Un balance definitivamente provisorio

Sabra y Chatila

Existen diferentes estimaciones en cuanto a la verdadera cantidad de víctimas. Este balance nunca se conocerá con precisión ya que las propias personas que perpetraron las masacres enterraron gran cantidad de cadáveres en fosas comunes cavadas con los bulldozers israelíes. La Cruz Roja libanesa y el Ejército libanés también sepultaron muchos cadáveres no identificables en fosas comunes. Una de ellas, que estaba totalmente colmada, formaba un cuadrado de 45 metros de lado y 9 metros de profundidad.

En su informe final la Comisión de Investigaciones Israelí (Comisión Kahan) reconoce unas 700 a 800 víctimas y no menciona nunca a los desaparecidos de cuyo destino es responsable directo las FDI que proporcionaron los camiones, autorizaron la selección y la entrega de los permisos de deportación.

La Cruz Roja libanesa declaró el 22 de setiembre de 1982 haber sepultado 663 cuerpos.

La señora Bayan el Hout, profesora de la Universidad de Beirut, ha venido realizando desde 1984 profundas investigaciones tratando de identificar a las víctimas. (1) La dificultad reside en el hecho de que las listas existentes no contienen toda la información necesaria en cuanto a nacionalidad, sexo y edad. Muy a menudo esas listas solo contienen el nombre de las víctimas.

A partir de una investigación personal realizada en 1984 sobre 430 víctimas pudo verificar lo siguiente:

- 209 palestinos o sea el 48,6%

- 120 libaneses, 27,91%

- las demás personas procedían de diferentes orígenes, en total de una decena de nacionalidades ( Argelia, Egipto, Irán, Jordania, Siria, Túnez, Turquía…).

- 303 hombres, 70,47%

- 112 mujeres, 26,05%

- 15 niños, de los cuales 6 fetos (procedentes de mujeres destripadas) y 9 recién nacidos encontrados entre una decena de otros cuerpos.

- 94 víctimas tenían menos de 12 años, de las cuales 46 eran palestinas y 32 libanesas

- 67 víctimas tenían entre 13 y 18 años, 35 palestinos y 21 libaneses.

- 199 víctimas tenían entre 19 y 50 años, 91 palestinos y 48 libaneses

- 70 víctimas tenían más de 51 años, 37 palestinos y 19 libaneses.

Estudiando otras 15 listas diferentes con nombres de personas identificadas, la señora el Hout logró reunir informaciones sobre la nacionalidad de 596 víctimas, entre las cuales hay 305 palestinas (51,17%) y 176 libanesas (29,53%).

La señora el Hout está en condiciones de publicar los nombres de 906 víctimas. Se trata de personas identificadas a las que hay que añadir aquellas personas cuya identificación ha sido imposible y las que fueron sepultadas en fosas comunes por los mismos agresores.

A estas víctimas se añaden las personas secuestradas o desaparecidas. La señora el Hout ha podido identificar a 484 de las que se tiene la certeza de que fueron secuestradas y nunca más reaparecieron.

Existen dos categorías de desaparecidos: Por una parte, los que fueron sepultados en fosas comunes en los propios campos (fosas que las autoridades libanesas nunca permitieron reabrir) y los que están enterrados en el subsuelo de la Ciudad Deportiva, y por otra parte, los que fueron transportados en camiones repletos (cuya cantidad permite calcular a los desaparecidos) desde la Ciudad Deportiva hasta destinos desconocidos. Algunos cadáveres fueron encontrados en Bikfaya, cerca de las propiedades de Gemayel. ¿Víctimas expiatorias?

Según el Jerusalem Post (30 de setiembre de 1982) nueve mujeres judías casadas con palestinos antes de la creación de Israel y que habrían huido con ellos en 1948 se contarían entre las personas desaparecidas.

Por consiguiente, la señora el Hout ha identificado a 1390 personas muertas en el lugar o secuestradas y desaparecidas. Todas las estimaciones serias realizadas en los meses siguientes consideraron verídica la cantidad de 1800 personas no identificadas, asesinadas en el lugar o secuestradas y desaparecidas.

Esto permite hacer una estimación de 3190 personas como cantidad mínima de las víctimas a consecuencia de la “limpieza” de los campos de Sabra y Chatila que quiso por Ariel Sharon.

A este resultado de la entrada de las Fuerzas Israelíes de Defensa en Beirut oeste y su implicación en las masacres de Sabra y Chatila hay que agregar que las operaciones israelíes llevadas a cabo en Líbano a partir del 4 de junio de 1982 provocaron 19.085 muertos y 31.000 heridos, un 84% de los cuales eran civiles, un 33% tenía menos de 15 años y un 25% más de 50 años.

Al sufrimiento moral de los supervivientes se agregan los múltiples sufrimientos que marcarán su vida en los meses y en los años posteriores a la masacres.

 Las autoridades libanesas rechazan abrir las fosas comunes cavadas por los culpables de las masacres. 

Ni las autoridades libanesas ni las FDI proveen la menor información sobre los desaparecidos. Las casas fueron destruidas y las autoridades libanesas frenarán por todos los medios su reconstrucción.

 Los servicios sociales que proporcionaba la OLP antes de su evacuación desaparecieron. 

Una represión terrible se abate sobre esta población tratada como enemiga por un poder falangista protegido por Israel. 

Sin contar las nuevas víctimas y los nuevos sufrimientos provocados desde 1985 a 1988, durante lo que se llamará “la guerra de los campos”, impuesta por el movimiento fundamentalista Amal, con el apoyo de Siria.

Cuando se entra en Chatila por el bulevar que une a la embajada de Kwait con el Hospital Akka, inmediatamente a la derecha se encuentra un recinto.

 En ocasión del 20 aniversario de las masacres en 2002 algunas personas fuimos a plantar unos olivos a ambos lados de una estela improvisada. Hasta entonces este espacio era un depósito de basura. Bajo tierra, en este preciso lugar, yacen centenares de víctimas anónimas de las masacres…

(1) Agradezco profundamente a la Sra Bayan el Hout haberme autorizado a publicar los resultados de sus investigaciones.


Fuente: Raoul Marc Jennar, Arrêt sur Info / Rebelión (raducción Susana Merino)

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