Pablo Gonzalez

Rusia y China acaban con el sueño geopolítico de EE.UU.


"Quien controle Europa del Este, dominará el pivote del mundo (Eurasia). Quien controle el pivote del mundo, dominará el mundo", resume el punto clave de la estrategia occidental, pronunciada por el geopolítico británicoHalford John Mackinder a principios del siglo pasado, publica 'Vzglyad'.

La idea de dominar el pivote del mundo ('heartland', en inglés), posteriormente fue rebautizada por el periodista estadounidense Nicholas John Spykman, considerado como uno de los padres de la geopolítica norteamericana. 


La estrategia actualizada por Spykman tuvo gran importancia en la política exterior de la posguerra en Washington. 

Esta idea fue expresada en la doctrina de Truman, que luego, resultó en la expansión de los bloques económicos, políticos y militares de EE.UU. alrededor de la Unión Soviética.

Los gobiernos del Imperio ruso, la Unión Soviética y la Federación Rusa jamás tuvieron dudas de que regiones importantes como los Urales o Siberia son tierras inseparablesque pertenecen a la nación rusa, la ciencia geopolítica occidental las consideraba como unas áreas geográficas que podrían ser disputadas.

No obstante, ni las Guerras Napoleónicas (en Rusia se denominan como la Guerra de Patria), ni el Frente Oriental de la Segunda Guerra Mundial (Gran Guerra de Patria, en Rusia) ni tampoco la caída de la URSS resultaron en la privación a la nación rusa de sus tierras en el corazón del continente euroasiático.

La OCS como nuevo centro de poder en Eurasia

Tras el colapso de la URSS, la parte oriental de Eurasia se encontraba débil y desestabilizada al perder un centro político tan fuerte como Moscú, que dirigía el bloque oriental a lo largo de toda la época de posguerra. Nuevos países de Asia Central se convirtieron en un punto frágil en el mapa geopolítico.


Rusia y China se vieron en una situación de vecindad bastante amenazante con Estados jóvenes como Kirguizistán, Tayikistán, Uzbekistán, Turkmenistán. 

Se trata de territorios, en su mayoría, poblados por musulmanes y situados cerca de Afganistán, un país sumergido en el caos.

Esta nueva realidad geopolítica dejó claro tanto a Rusia como a China que amenazas como el radicalismo islámico, difusión del terrorismo y separatismo llegaron a sus fronteras y, por lo tanto, la futura integración de las fuerzas políticas y económicas entre las dos naciones se pintó como una necesidad.

En 1996–1997 Rusia, China, Kazajistán, Kirguistán y Tayikistán formaron el grupo de los Cinco de Shanghái, firmando acuerdos sobre la confianza mutua y reducción de las fuerzas militares desplegadas en las fronteras entre los países.

El primer presidente ruso Borís Yeltsin se reune con Jiang Zemin durante la cumbre de los Cinco de Shanghái en 1999Vladímir RodiónovSputnik

Esta iniciativa política lanzada por Moscú y Pekín dio lugar a la primera piedra angular en el sistema de seguridad surgido en la región. 

En 2001 los Cinco de Shanghái aceptaron a Uzbekistán como nuevo miembro y la organización decidió cambiar de nombre.

En junio de 2002 fue firmada la Declaración de los Estados miembros de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS). 

El 1 de enero de 2004 la OCS empezó a funcionar a pleno rendimiento. En 2014 Irán, la India y Pakistán expresaron su deseo de unirse a la OCS.
"Un nuevo significado, un nuevo peso"

Durante la reciente cumbre de la OCS, los jefes de Estado presentes en la organización han firmado memorandos sobre la incorporación de la India y Pakistán a la organización, un paso que, según los participantes del evento, llevará a la OCS a un nuevo nivel.


"Nos hemos acercado a la incorporación de dos grandes países, la India y Pakistán; quedan puras formalidades", declaró el presidente ruso Vladímir Putin y agregó: 

"Con su adhesión, la organización, por supuesto, adquiere un nuevo significado, un nuevo peso. Esto es casi la mitad de la población mundial".

Un día después de la cumbre de la OCS en Uzbekistán, el presidente Putin llegó a China para reunirse con su homólogo chino Xi Jinping

Los líderes de Moscú y Pekín firmaron múltiples acuerdos bilaterales importantes para el desarrollo de la economía, política y seguridad: tanto a nivel regional como global.

"Quien controla Eurasia, controla el mundo", reiteró el portal ruso 'Vzglyad', volviéndose a referir a la estrategia geopolítica occidental y, además, agregó: "Los países de la OCS se acercan rápidamente a la situación que les permita, por sí mimos, controlar la seguridad en el corazón de Eurasia".

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